La protección contra incendio no pude seguir siendo una simple práctica recomendada, la protección de las vidas no debe ser algo voluntario, debe ser considerada como algo obligatorio.
Exploramos un panorama general de la importancia de contar con códigos y normas contra incendio en los países latinoamericanos, desarrollando las diferencias entre estos dos conceptos e indicando las características de idoneidad que surgen de la adopción o tropicalización.
Las normas en protección contra incendio se construyen como respuesta a las grandes tragedias que han azotado al mundo, especialmente aquellas que han involucrado pérdidas de vidas humanas y grandes pérdidas de capital. A partir de la experiencia de dichas tragedias se han creado las diferentes alternativas de protección contra incendios y se han construido las normas técnicas para el diseño e instalación de los sistemas de protección.
El propósito de las normas, es lograr un grado razonable de protección contra incendios para la vida y la propiedad a través de la estandarización del diseño, de la instalación y de los requisitos de prueba para sistemas de protección con base en principios de ingeniería, prueba y experiencias de campo.
Con la construcción de tales normas, se produce un gran portafolio de alternativas y requerimientos para la protección contra incendios de acuerdo con la condición particular y específica, ya sea para rociadores, mangueras, bombas, procesos, materiales o equipos.
Estas normas se enfocan en el tema principalmente de instalación, es decir, de cómo se deben hacer las cosas para que los sistemas funcionen correcta-mente cuando son requeridos.
Luego de estudiar, analizar y evaluar los eventos desencadenantes de las tragedias y las condiciones agravantes de sus consecuencias, se construyen los códigos, igual-mente en consenso, con la participación de grupos interdisciplinarios, de tal manera que, la conclusión a la que se llegue sea aceptada por todos los entes de interés, con la especificación de los requerimientos mínimos que se deben cumplir para que no vuelva a suceder, o para que los daños o consecuencias sean menores.
La gran diferencia entre el código y la norma se fundamenta en la cobertura, en el código es mucho más amplia, ya que, se tratan de reunir, en un documento, todos los aspectos de la protección y prevención de incendios que utilizan otras normas desarrolladas.
Estos códigos se construyen en un lenguaje adecuado para su adopción como ley, a diferencia de otros documentos que son redactados como referencia. Son empleados para uso legal, con los requisitos adecuados para su aplicación obligatoria e inclusión con material aclaratorio y notas. Su principal función radica en definir cuándo son requeridos determinados medios de protección y cuáles son las normas que se deben consultar; mientras que las normas se centran en el cómo deben ser implementadas las alternativas de protección requeridas por el código.
En los códigos se consideran los estudios de los incendios más significativos con pérdida de vidas, y el análisis de las causas de esta pérdida de vidas; se escriben igualmente en consenso por un grupo interdisciplinario, donde se reúnen un conjunto de requerimientos, reglas o preceptos mínimos, necesarios, para establecer un nivel razonable de seguridad para las vidas humanas y protección de la propiedad ante riesgos de incendios, explosiones, y condiciones de peligro.
Existen códigos de seguridad humana, códigos de construcción para edificaciones nuevas, códigos de detección y alarma, códigos de líquidos combustibles, entre otros, así como también códigos de incendios, que se convierten en el portón o entrada a los demás códigos o normas, en ellos, se trata de cubrir la gran mayoría de temas relacionados con la protección contra incendio y su orientación o identificación de las normas que se deben aplicar.
La adopción de un código de incendio significa la adopción de un conjunto muy amplio de otros códigos y normas, por lo tanto, no hay que seleccionar cuáles serían las normas que son de obligatorio cumplimiento, sino que, con la selección de un solo código de incendios, aceptan las demás normas y códigos.
Estos códigos de incendio existentes han sido revisados, actualizados, probados, y ajustados constantemente, cuentan con un completo historial de mejoras, todos encaminados a proteger la vida de las personas y la continuidad de las operaciones, por lo tanto, no tiene sentido inventar lo que ya está inventado, es decir, no es indispensable crear un nuevo código para las necesidades particulares de un país, pues el riesgo de incendio y el riesgo de pérdida de vidas humanas es prácticamente el mismo en cada nación. Se podrían hacer algunos ajustes menores, como la adecuación de tecnologías donde las condiciones climáticas son diferentes, o la terminología usada puede variar, pero el objetivo y alcance indicado en los códigos aplica en cualquier país del mundo.
La protección contra incendio no pude seguir siendo una simple práctica recomendada, la protección de las vidas no debe ser algo voluntario, debe ser considerada como algo obligatorio, y la adopción de un código de incendios obliga a incluir los requerimientos de protección desde la misma concepción de cualquier proyecto de construcción, de tal manera que, las protecciones contra incendio y la seguridad humana sean parte del costo total del proyecto y no pueden ser consideradas como costos adicionales innecesarios, como las clasifican algunos constructores, y es tan simple como entender que velar por la seguridad de las personas siempre es necesario.
En los países latinoamericanos donde se cuenta con un código de incendios, existe un aporte trascendental para establecer los lineamientos de protección de las personas al interior de las edificaciones. Ahora bien, tan importante es contar con un código como tener la autoridad competente que lo haga cumplir, una autoridad preparada, conocedora del código, con la formación técnica y ética para hacer valer los requerimientos indicados y con el poder o los medios para sancionar en caso de no seguirse los lineamientos. Ambos se complementan (el código y la autoridad competente), pues un documento escrito sin claridad en su obligatoriedad y sanciones no es suficiente, nuestro entorno aún no ha madurado para considerar los temas de seguridad humana y protección contra incendio como algo natural, si se imponen, no se consideran.
La construcción de un código debe estar sustentada en la parte técnica y no en las exigencias o requerimientos de quienes dominan el mercado, es aquí, donde los gobiernos tienen una gran obligación, para poder identificar que prima la protección de las personas sobre los intereses particulares, y ese es el gran riesgo de “construir” un código propio, que fácilmente se ajusta a los intereses de algunos, y se descuida el interés común, mientras que los códigos existentes de reconocimiento internacional, están integralmente basados en la protección de las personas sin considerarse intereses particulares, por ello, como se ha dicho antes, es preferible adoptar y no construir un código de incendios.
El gran paradigma de la implementación de códigos de incendios en nuestros países latinoamericanos, es el incremento en costos que esto implica en los proyectos de construcción, pero en realidad, significa una gran oportunidad de inversión desde el principio de los proyectos, y no una gran tragedia. Ya ese costo lo pagaron otros, no tiene sentido volver a pagar por lo que ya se sabe y es mejor reconocer las alternativas que funcionan para proteger a las personas. En materia económica, el costo necesario para la protección de una persona, es en realidad, un porcentaje menor frente al costo total de un proyecto.
La gran diferencia entre el código y la norma se fundamenta en la cobertura, en el código es mucho más amplia, ya que, se tratan de reunir, en un documento, todos los aspectos de la protección y prevención de incendios que utilizan otras normas desarrolladas.
Autor: JOSÉ MANUEL MAYA G.
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